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Mujeres, Violencia Intrafamiliar (VIF) y su Necesario Tratamiento Psicológico.




Hablamos de violencia intrafamiliar (VIF) cuando existe un conjunto de situaciones o formas de abuso de poder o maltrato (físico o psicológico) de un miembro de la familia sobre otro y/o se desarrollan en el contexto de las relaciones familiares y que ocasionan diversos niveles de daño a las víctimas de esos abusos.


La VIF engloba toda forma de maltratos; así, se distingue la violencia física, manifestada a través de golpes, zamarreos, abuso sexual, etc., y la violencia de carácter psicológico, manifestada median te insultos, amenazas, chantajes económicos, control, aislamiento de familiares y amistades, prohibiciones, abandono afectivo, humillaciones o el no respeto a las opiniones, todas formas en que se expresa la VIF. Comúnmente, en las relaciones de abuso suelen encontrarse combinadas.


“....todo maltrato que afecte la vida o la integridad física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge del ofensor o una relación de convivencia con él. En este último caso, la Violencia Intrafamiliar hacia la mujer implicaría todo maltrato, físico y/o psicológico, por parte de su cónyuge o conviviente”.

Definición en Chile por la Ley 20.066 de a Violencia Intrafamiliar (VIF)


Quienes sufren VIF son principalmente quienes pueden definirse culturalmente como los sectores con menor poder dentro de la estructura jerárquica del núcleo familiar, donde las variables de género y etarias (edad) son determinantes para establecer la distribución y relación de poder en el contexto de la cultura patriarcal. De esta forma, las mujeres, los menores de edad (niños y niñas) y a los ancianos se identifican como los miembros de estos grupos en riesgo o víctimas más frecuentes, a quienes se agregan los discapacitados (físicos y mentales) por su particular condición de vulnerabilidad. Los actos de violencia dirigidos hacia cada uno de ellos constituyen las diferentes categorías de la violencia intrafamiliar.

Si bien muchas acciones de VIF son evidentes, otras pueden pasar desapercibidas, y lo fundamental para identificarla es determinar si la pareja o familia usa la violencia como mecanismo para enfrentar y resolver las diferencias de opinión o problemas coyunturales. Un ejemplo frecuente es una familia donde cada vez que dos de sus integrantes tienen diferencias de opinión, uno le grita o golpea al otro para lograr que "le haga caso" (sea niño, adulto o anciano el que resulte agredido).

A la violencia hacia la mujer (violencia de género) ejercida en el espacio doméstico se le denomina violencia doméstica o violencia conyugal, debido a que ocurre al interior del espacio íntimo de la pareja, donde la mujer integra la población de mayor riesgo. De esta forma, la violencia doméstica o conyugal se asimila a la violencia de género, aludiendo a todas las formas de abuso, por acción u omisión, que ocasionan daño físico y/o psicológico y que tienen lugar en las relaciones entre quienes sostienen o han sostenido un vínculo afectivo relativamente estable, incluyendo relaciones de noviazgo (con o sin convivencia) o los vínculos con ex parejas, ya que el espacio doméstico no se circunscribe a la casa u hogar sino que está delimitado por las interacciones en contextos privados.


La ayuda Psicológica para Reparación en Mujeres que han sobrevivido a la violencia (VIF)y el maltrato.



"Defiende tu vida, lucha por tu independencia, busca tu felicidad y aprende a quererte" Isazkun González


La historia de vida en las mujeres que son víctimas de maltrato , así como las pautas que orientan el comportamiento, las creencias sobre si misma, los roles de género que se establecen en la relación de pareja, juegan papeles muy importantes en la configuración y la promoción de la violencia intrafamiliar del hombre contra la mujer, minimizando y ocultando el daño que les causa.

Es muy importante para una mujer restituir su dignidad, comprender su situación, sentirse apoyada, aprender a valorarse, conocer sus derechos y oportunidades para salir de su situación, tener un espacio de contención y visualizar la oportunidad y los beneficios de un cambio de vida. Esto significa vivir un proceso de toma de consciencia que, para cada persona distinto .

Vivir violencia provoca un complejo trauma y las huellas de la violencia intrafamiliar pueden quedar por años , limitando la vida en una mujer. La Psicoterapia resulta de primordial ayuda en el proceso de reparación de la víctima. En el tratamiento psicológico se buscan recuperar aspectos fundamentales de la vida cotidiana de cualquier persona tales como: la seguridad de la mujer maltratada, reducir y/o eliminar sus síntomas (dentro de los cuales son frecuentes la depresión y su posible automedicación para tratarla, estrés, autoestima vulnerada, etc); aumentar su seguridad en sí misma y su autoestima; aprender y/o mejorar los estilos de afrontamiento, de solución de problemas y de toma de decisiones; fomentar y/o recuperar una comunicación y habilidades sociales adecuadas; modificar las creencias tradicionales acerca de los roles de género y las actitudes sexistas. Aunque estos objetivos se modifican y/o adaptan en función de la problemática y la situación concreta de cada mujer, lo que se pretende con ellos es empoderar a la mujer víctima de VIF, conseguir normalizar su experiencia y fomentar su independencia, recuperando así el control de su vida y dándole estrategias que la sitúen en una posición de mayor poder y confianza en sí misma.

El acercamiento terapéutico propuesto puede ser llevado a cabo tanto de forma individual como grupal, y también pueden combinarse ambas modalidades, lo que hacemos en función de las necesidades de cada mujer. La evaluación y tratamiento tratamiento psicológico permiten evaluar -además de la presencia de estrés postraumático y sintomatología depresiva, somática y de ansiedad- los abusos concretos a los que la mujer ha estado sometida, su apoyo social, autoestima y seguridad en sí misma, así como su forma típica de hacer frente al maltrato de su pareja y los causantes de estrés actuales. Dicho tratamiento no sólo permite recoger la información necesaria para la intervención y generar un clima de confianza y respeto, sino que también se obtiene un efecto terapéutico de expresión emocional y de validación de la experiencia de la mujer, ya que posibilita y fomenta que la mujer exprese sus vivencias, temores, problemas y deseos.



Ante cualquier tipo de violencia intrafamiliar no tardes en denunciar:

«Sí, son cifras que quizá impresionan, pero lo que de verdad resulta conmovedor es hablar con una víctima, con cualquiera de esas muchas mujeres que sufren vejaciones y abusos. Una mirada quebrada, un rostro magullado y una vida que no es vida».



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