"La autoestima: el poder invisible que también protege tu salud"
- Centro Rumbos

- 20 jul
- 4 Min. de lectura

Cuando creemos en nosotros, las cosas comienzan a cambiar. Sentirnos valiosos y capaces abre caminos, nos permite avanzar y construir una vida más plena. Mejorar la confianza es una puerta directa hacia una autoestima más sólida, y una autoestima sana nos ayuda a ser más felices, a lograr metas y a vivir en armonía con quienes somos.
Todos tenemos una opinión sobre nosotros mismos, una percepción de nuestro valor personal. Una auto imagen interna que se construye con nuestros primeras percepciones, sentimientos, pensamientos, sensaciones y experiencias, y se va moldeando a lo largo de la vida. Muchas veces esa construcción nos hace cargar con distorsiones, con un autoconcepto deteriorado o con la creencia de que no somos lo suficientemente buenos.
Y así, el hábito de criticarnos se instala, a veces de forma muy dura, ignorando nuestros logros y, en lugar de reforzarnos con palabras de aliento , apoyo y comprensión, nos alimentamos de mensajes de desvalorización constantes.
Cuando no sentimos el aprecio de los demás o nos comparamos de forma constante, generamos creencias negativas que quedan grabadas en nuestro inconsciente. Así, cualquier dificultad natural se transforma en una confirmación de esas ideas dañinas. La baja autoestima no solo impacta en nuestras emociones y se asocia a problemas como la fobia social, depresión y ansiedad. Aparece el miedo a fracasar, a no ser aceptados, a no sentirnos capaces, y esto puede llevarnos a vivir en un estado de estrés crónico. “El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, puede suprimir la actividad del sistema inmunológico, disminuyendo la producción de linfocitos (células defensoras)” (McEwen, 2007).
“Las personas con baja autoestima suelen experimentar más estrés y ansiedad” (Orth & Robins, 2013). “El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, puede suprimir la actividad del sistema inmunológico, disminuyendo la producción de linfocitos (células defensoras)” (McEwen, 2007).
Este estado de alerta constante no solo agota nuestra mente, sino que provoca inflamación en el organismo. “Una baja autoestima está asociada con emociones como la culpa, la tristeza y la inseguridad, que se relacionan con un aumento de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva, cuyo incremento sostenido se asocia con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, debilitamiento del sistema inmune y daños crónicos en tejidos y órganos” (Slavich & Irwin, 2014). En otras palabras, la forma en que nos tratamos y pensamos sobre nosotros mismos puede impactar directamente en nuestra salud física.
La autoestima influye en nuestra salud física. La ciencia ha demostrado que el estrés y las emociones negativas debilitan el sistema inmunológico. Las personas con baja autoestima suelen experimentar más estrés y ansiedad, lo que eleva el cortisol —la hormona del estrés—, capaz de suprimir las defensas del organismo y hacernos más vulnerables.

Por el contrario, una autoestima positiva refuerza la resiliencia emocional, nos ayuda a manejar mejor el estrés y a promover hábitos de autocuidado que fortalecen nuestro sistema inmune. Estudios en psiconeuroinmunología han demostrado que las emociones positivas pueden aumentar la actividad de las células NK (natural killer), responsables de atacar virus y células dañadas.
Cuando creemos en nosotros, las cosas comienzan a cambiar. Sentirnos valiosos y capaces abre caminos, nos permite avanzar y construir una vida más plena. Mejorar la confianza es una puerta directa hacia una autoestima más sólida, y una autoestima sana nos ayuda a ser más felices, a lograr metas y a vivir en armonía con quienes somos.
Siempre es posible cambiar esos mensajes inconscientes y aprender a creer en uno mismo. Cuando lo haces, descubres que logras más cosas, te sientes más feliz y tu salud mejora. Este cambio requiere una práctica diaria y constante para transformar los patrones y creencias limitantes. La mente es poderosa y existen muchas herramientas que puedes incorporar para lograrlo.
Sugerencias para comenzar para fortalecer tu autoestima y tu salud:
Practica la autocompasión: Háblate como lo harías con un amigo al que amas, en lugar de criticarte por cada error.
Reconoce tus logros: Celebra tus avances, aunque sean pequeños, para reforzar la confianza en ti mismo.
Cuida tu cuerpo: Una alimentación saludable, ejercicio regular y descanso reparador fortalecen tu sistema inmune y tu estado emocional.
Rodéate de personas que te valoren: Las relaciones sanas nos ayudan a vernos con más claridad y a sentirnos apoyados.
Entrena tu mente: Técnicas como mindfulness, meditación o terapia psicológica pueden ayudarte a cambiar creencias negativas instaladas en tu inconsciente.
Aprender a valorarte no es un acto de egoísmo, sino de salud. Amarte a ti mismo es también cuidar tu cuerpo, tu mente y tu vida.

Amarte y valorarte no solo te hace más feliz: también puede hacerte más fuerte. La autoestima se trabaja, se construye. Es un ejercicio diario de autocompasión, de dejar de lado la crítica destructiva y empezar a reconocer nuestros logros, por pequeños que parezcan. Existen herramientas como la terapia, la meditación, la hipnosis o el mindfulness que ayudan a sanar esas creencias antiguas que nos limitan.
Porque cuando te das cuenta de que mereces amor, respeto y cuidado primero de ti mismo no solo tu mente florece, también tu cuerpo lo siente.


Excelente, ahora me queda mucho más claro, gracias
Excelente artículo, explicado muy claro para entender
Muy bueno el artículo, es justamente lo más difícil auto valorarse.