Crisis vitales: desafíos y oportunidades en la trayectoria del ser humano
- Centro Rumbos

- 15 feb 2023
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Actualizado: 30 jul

A lo largo de su vida, los seres humanos se enfrentan a diversas crisis. Según Slaikeu (1996), una crisis es “un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo”.
El mismo autor distingue dos tipos principales de crisis: circunstanciales y de desarrollo. Las crisis circunstanciales están vinculadas a factores ambientales inesperados, como la pérdida de un ser querido, desastres naturales o accidentes graves. Por otro lado, las crisis de desarrollo están asociadas al curso evolutivo de la vida, como los cambios propios de la adolescencia, la adultez, el envejecimiento, la jubilación o las transiciones de rol (Slaikeu, 1996; Caplan, 1964).
La forma en que una persona vive una crisis depende en gran medida del significado subjetivo que le atribuye a la situación, así como de sus recursos personales y sociales. La percepción del evento, junto con las representaciones que nos hacemos del mundo y de nosotros mismos, influye directamente en la vivencia emocional. Estas representaciones están moldeadas por factores como la historia de vida, los valores, las creencias, los vínculos afectivos y el entorno de apoyo disponible (Dattilio & Freeman, 2000; Lazarus & Folkman, 1984).
En este contexto, Halpern (1973) identifica una serie de síntomas frecuentes en personas que atraviesan crisis emocionales, tales como:
Sentimientos de cansancio y agotamiento
Sensación de desamparo
Sentimientos de inadecuación
Confusión emocional
Síntomas físicos inespecíficos
Ansiedad
Desorganización en las relaciones laborales, familiares y sociales
Alteraciones en las actividades cotidianas
La ausencia de afrontamiento adecuado puede derivar en consecuencias psicológicas más severas, incluyendo trastornos del ánimo, ansiedad generalizada o incluso trastorno por estrés postraumático (García, 2003). Por esta razón, la intervención temprana resulta crucial. Actualmente, existen múltiples estrategias eficaces de apoyo breve y focalizado, como la psicoterapia breve para crisis, los primeros auxilios psicológicos y la intervención en crisis, orientadas a contener emocionalmente a la persona y prevenir complicaciones mayores (Roberts, 2005).
Crisis provocadas por eventos externos
Cuando un suceso externo amenaza nuestra seguridad o equilibrio emocional, la persona puede sentirse sobrepasada y experimentar emociones intensas como miedo, tristeza, ansiedad o ira. Estas emociones afectan su capacidad para tomar decisiones, resolver problemas o realizar actividades cotidianas, alterando su bienestar general (Goleman, 1996; Figley, 1985).
Cada individuo responde de manera distinta a las crisis según su historia personal, sus habilidades de afrontamiento y el nivel de apoyo disponible. Cuando existe una red de contención afectiva, la recuperación puede darse de forma natural. Sin embargo, es importante estar atentos a signos de persistencia o agravamiento del malestar, los cuales podrían requerir intervención profesional especializada (American Psychological Association [APA], 2020).

¿Cuándo buscar apoyo profesional?
No todas las crisis emocionales requieren psicoterapia, pero sí es esencial brindar atención y acompañamiento a quienes las experimentan. Se recomienda consultar con un profesional de salud mental cuando:
Los síntomas se mantienen por un tiempo prolongado
Hay dificultades persistentes para superar el evento
Se manifiestan signos de deterioro funcional o riesgo psicológico
El malestar emocional interfiere significativamente en la vida cotidiana
Un psicólogo o terapeuta puede ayudar a identificar los factores desencadenantes de la crisis, trabajar en la resignificación del evento, fortalecer las estrategias de afrontamiento y facilitar la restauración del equilibrio emocional (Roberts & Ottens, 2005; Dattilio & Freeman, 2000).
Referencias
American Psychological Association. (2020). Stress in America 2020: A national mental health crisis. https://www.apa.org/news/press/releases/stress/2020/report-october
Caplan, G. (1964). Principles of preventive psychiatry. Basic Books.
Dattilio, F. M., & Freeman, A. (2000). Entrenamiento en habilidades para afrontar el estrés. Desclée de Brouwer.
Figley, C. R. (1985). Trauma and its wake: The study and treatment of post-traumatic stress disorder. Brunner/Mazel.
García, J. (2003). La intervención psicológica en situaciones de crisis. Editorial Síntesis.
Goleman, D. (1996). Emotional intelligence: Why it can matter more than IQ. Bantam Books.
Halpern, L. (1973). Crisis intervention and short-term therapy. In S. Arieti (Ed.), American Handbook of Psychiatry. Basic Books.
Lazarus, R. S., & Folkman, S. (1984). Stress, appraisal, and coping. Springer Publishing.
Roberts, A. R. (2005). Crisis intervention handbook: Assessment, treatment, and research (3rd ed.). Oxford University Press.
Roberts, A. R., & Ottens, A. J. (2005). The seven-stage crisis intervention model: A roadmap to goal attainment, problem solving, and crisis resolution. Brief Treatment and Crisis Intervention, 5(4), 329–339.
Slaikeu, K. A. (1996). Crisis intervention: A handbook for practice and research (2nd ed.). Allyn & Bacon.


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