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​ “Aquí y ahora , en el momento con los hijos”.Ps Susana Pérez Hidalgo

“Aquí Y Ahora en el momento con los hijos”

Ps Susana Peerez Hidalgo

En la actualidad los padres viven una época de innumerables exigencias, todas urgentes y de distintos ámbitos. A las demandas del trabajo y de la vida en familia se suma el “tener que” ser buenos padres, buena pareja además de la presión social de ser positivos, actuales, modernos e informados en medio de las crisis que generan los cambios de década, la de los treinta o los cuarenta. Esto hace que el deber ser se transforme en una carga de todos los días.

En este escenario la crianza es un verdadero desafío, sobre todo para aquellos padres conscientes de la importancia de su presencia activa en la formación de sus hijos. Ellos, los padres, saben que la construcción de un vínculo de apoyo seguro influye en manera significativa en la organización mental y constituye la base de las futuras relaciones.

Efectivamente, a partir de estos primeros vínculos (madre/padre-hijo) se instala la confianza básica, se genera la autoestima y se desarrollan habilidades como la empatía y la asertividad, ambas fundamentales a la hora de construir relaciones de compromiso y apoyo a lo largo de la vida.

Entonces, ¿cómo estar presente cuando se cuenta con tiempo escaso?: lo primero es recordar que lo que influye positivamente en el desarrollo de nuestros hijos es la calidad del vínculo y no la cantidad de tiempo que se destine a ellos. Lo fundamental para construir un espacio de confianza y entregar la contención que necesita un niño, es estar mentalmente involucrado y atento a sus necesidades emocionales. Esto implica una actitud de estar presente en el momento en que se comparte con ellos. Desde ese lugar se comienza a construir una relación de calidad que promueve el dialogo, el aprendizaje y las interacciones significativas constituyendo el goce de la crianza.

A fin de obtener lo antes señalado es necesario lidiar con diversos factores que a diario interfieren con esta tarea, como el cansancio y el stress. Los anteriores elementos se atraviesan como un obstáculo en el momento de compartir con los hijos.

Con el fin de evitar la distracción es importante comenzar por hacer consciente la actitud que se tiene en el momento de interactuar y reconocer las señales de impaciencia o de falta de disposición o de irritabilidad que puedan surgir. Estos obstáculos aparecen como una reacción a las preocupaciones que están presente constantemente en la mente del adulto. Los niños leen estos estados anímicos y perciben cuando sus padres simulan “estar presentes” y pueden incluso a llegar a creer que son la causa de su agobio. Así se va instalando en el niño la inseguridad y la culpa.

Es importante evitar las rigideces, como caer exclusivamente en lo normativo dando excesiva prioridad a los hábitos y a la disciplina, olvidando el juego y el sentido del humor. En el otro extremo, existen padres que se dejan llevar por una crianza improvisada “dejando ser” al niño sin establecer límites buscando, de esta manera, aliviar la culpa por no entregar la calidad o cantidad de tiempo suficiente a sus hijos.

El momento con los hijos requiere equilibrio y de la presencia emocional. De esta manera ese momento sera un espacio el auto cuidado que se necesita para ambos. Efectivamente la relación con las figuras significativas (hijos) es la mejor medicina para una vida moderna exigente y cargada de temas pendientes.

No se trata de grandes panoramas que a la larga generan un mayor vacío, sino de disfrutar de la presencia de las cosas simples en la vida cotidiana, como el conversar, contar un cuento o ayudarlos en las tareas. Si es posible caminar al parque, ir juntos de compras o llevarlos al colegio. En esos momentos es cuando se requiere la presencia mental o plena. El estar aquí y ahora. Asi, con seguridad esas vivencias construirán huellas imborrables en la memoria de los hijos y será el recurso que fortalezca su “yo”, la autoestima y forme una personalidad segura.

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