Comprender, acompañar y potenciar: el rol de la psicoterapia en el TEA
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- 5 oct
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Actualizado: 7 oct

Las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) suelen enfrentar enormes desafíos en el ámbito de las relaciones interpersonales. Las dificultades para comprender las sutilezas sociales, interpretar las emociones ajenas o expresar las propias, pueden generar aislamiento, ansiedad y una profunda sensación de incomprensión. Sin embargo, estas dificultades no son signos de falta de interés o empatía, sino manifestaciones de un modo distinto de percibir y procesar el mundo.
En las últimas décadas, los tratamientos psicológicos han evolucionado significativamente, pasando de enfoques centrados en la “corrección” de conductas a modelos que promueven la adaptación, la autorregulación y la integración social respetuosa. Hoy se comprende que no existe un único modelo terapéutico, sino múltiples enfoques que pueden combinarse según las necesidades, edad y nivel de funcionamiento de cada persona.
Como bien señala Tony Attwood (2007), “las personas con autismo tienen un estilo cognitivo diferente, no un déficit en su humanidad”. En esta línea, el acompañamiento psicológico adecuado puede marcar una diferencia profunda: favorece la comprensión de sí mismos, el desarrollo de habilidades sociales, y la construcción de vínculos auténticos y satisfactorios en su entorno familiar, educativo y comunitario.
El acompañamiento psicológico en personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) ha evolucionado notablemente en las últimas décadas. Hoy se reconoce que no existe un único modelo terapéutico, sino una amplia gama de enfoques que pueden complementarse según las necesidades, edad y nivel de funcionamiento de cada persona. Por ello, las terapias actuales buscan potenciar su bienestar, autonomía y participación social, más que “corregir” su forma de ser.
A continuación, te presentamos los principales modelos psicoterapéuticos utilizados en la actualidad, junto con el método PEERS, ampliamente validado para el entrenamiento de habilidades sociales.

Modelo Cognitivo-Conductual (TCC)
La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es una de las más utilizadas y con mayor evidencia en población con TEA. Su objetivo es reducir la ansiedad, la rigidez cognitiva y las dificultades sociales, ayudando al paciente a identificar y modificar pensamientos automáticos o conductas disfuncionales (Beck, 2011).
Entre sus métodos destacan:
Entrenamiento en habilidades sociales y manejo de emociones.
Exposición gradual ante situaciones temidas.
Uso de apoyos visuales, agendas y rutinas estructuradas.
Las adaptaciones para TEA incluyen lenguaje concreto, ejemplos visuales y sesiones de juego con niños, simulaciones , et .Tony Attwood (2007) señala que este modelo resulta especialmente útil para adolescentes y adultos con autismo de alto funcionamiento, ya que “ayuda a traducir lo social en un lenguaje cognitivo comprensible”.
Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) pertenece a la llamada tercera ola de terapias conductuales. Busca aumentar la flexibilidad psicológica, ayudando a las personas a relacionarse de manera más saludable con sus pensamientos y emociones difíciles (Hayes et al., 2012).
En lugar de intentar eliminar la incomodidad, enseña a aceptarla y actuar conforme a los propios valores.Sus técnicas incluyen mindfulness, metáforas visuales y ejercicios de compromiso con acciones coherentes.En personas con TEA, se emplean materiales concretos y experiencias sensoriales guiadas que facilitan la comprensión emocional.
Terapia Basada en Mindfulness
El Mindfulness promueve la atención plena al momento presente y la autoconciencia corporal. Estudios recientes (Cachia et al., 2016) muestran que la práctica regular de mindfulness mejora la regulación emocional, reduce la ansiedad y fortalece la empatía en personas con autismo.
Los programas más utilizados son el MBCT (Mindfulness-Based Cognitive Therapy) y adaptaciones para escuelas o talleres, donde se incluyen ejercicios cortos de respiración, conciencia corporal y observación sin juicio.Cuando se aplica junto a la TCC o al método PEERS, potencia la atención social y la autorregulación emocional.
Terapia Sistémica o Familiar
El modelo sistémico-familiar considera que el bienestar de la persona con TEA está profundamente ligado a las dinámicas y vínculos dentro del hogar. Salvador Minuchin (1974) propuso que toda familia tiene una estructura que influye en el desarrollo emocional de sus miembros.Este enfoque busca mejorar la comunicación, los roles y la comprensión mutua entre los integrantes.
Las sesiones familiares permiten:
Psicoeducar sobre el TEA.
Fortalecer la cooperación entre padres.
Organizar rutinas que aporten seguridad y previsibilidad.
Como plantea Satir (1983), “la familia es el laboratorio donde aprendemos a comunicarnos”, y en el caso del autismo, esta comunicación requiere empatía, claridad y flexibilidad.
La terapia afirmativa de la neurodiversidad
La terapia afirmativa de la neurodiversidad es un enfoque psicológico que reconoce las diferencias neurológicas (como el autismo, TDAH o dislexia) como variaciones naturales del ser humano, no como defectos que deban corregirse.
Su objetivo no es “normalizar” a la persona, sino acompañarla a comprenderse, aceptarse y desarrollar estrategias que mejoren su bienestar, respetando su forma única de pensar, sentir y relacionarse.
El terapeuta actúa como aliado y facilitador, ayudando a crear entornos más inclusivos, promoviendo la autoaceptación, la autorregulación y la autonomía, y evitando prácticas coercitivas o centradas en el cumplimiento de normas neurotípicas.
👉 En síntesis: afirma la identidad neurodivergente y trabaja por la adaptación del entorno, no de la persona.
Terapia de Integración Sensorial
La Integración Sensorial, desarrollada por A. Jean Ayres, se aplica para regular la respuesta del sistema nervioso a los estímulos del entorno. En el TEA, muchas dificultades emocionales y conductuales están relacionadas con hiper o hiposensibilidad sensorial.A través del juego y la estimulación táctil, vestibular y propioceptiva, se busca favorecer la autorregulación y el bienestar.Este modelo se utiliza frecuentemente en conjunto con psicoterapia infantil o arteterapia.
Arteterapia y Terapias Expresivas
La Arteterapia ofrece un lenguaje alternativo para expresar emociones y pensamientos cuando las palabras resultan insuficientes.Como explica Cathy Malchiodi (2012), “el arte permite comunicar lo que no puede decirse, pero sí puede sentirse”.En personas con TEA, favorece la regulación emocional, la integración sensorial y el desarrollo del autoconcepto.
Se utilizan materiales plásticos, música o movimiento, siempre respetando la sensibilidad sensorial de cada participante y estructurando claramente los tiempos y el espacio terapéutico.Temple Grandin, una de las voces más influyentes del autismo, ha destacado cómo el arte y la visualización fueron claves en su propio desarrollo emocional.
Modelo del Desarrollo / DIR Floortime
Creado por Stanley Greenspan y Serena Wieder (1998), este modelo se centra en fomentar la comunicación emocional y el juego compartido.El terapeuta sigue el interés del niño, ampliando gradualmente sus experiencias relacionales. Se aplica principalmente en la infancia y primeras etapas del desarrollo, y ha demostrado ser muy eficaz para fortalecer la reciprocidad afectiva y la comunicación no verbal.
Modelo Psicoanalítico / Psicodinámico Adaptado
Este modelo busca comprender la vida emocional interna, los miedos y los vínculos afectivos del paciente. Autoras como Frances Tustin (1981) y Anne Alvarez (1992) han desarrollado abordajes psicoanalíticos específicos para el autismo, centrados en la contención emocional, el holding y la comprensión del mundo sensorial del niño. Se utilizan herramientas simbólicas, juego y dibujos para explorar emociones y promover una relación terapéutica segura.
Enfoques Integrativos Actuales
En la práctica clínica contemporánea, los profesionales adoptan modelos integrativos, combinando distintas corrientes terapéuticas según las necesidades, edad y perfil de cada paciente.Este enfoque flexible y respetuoso busca promover el bienestar, la autonomía y la inclusión, reconociendo la diversidad humana en todas sus formas.
Algunas combinaciones frecuentes son:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) + Mindfulness: favorece la regulación emocional, la gestión del estrés y el desarrollo de un pensamiento más flexible y consciente.
Arteterapia + Integración Sensorial: promueve la autorregulación, la expresión emocional no verbal y el fortalecimiento del vínculo terapéutico a través de la creatividad.
Psicoeducación Familiar + Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): potencia la comprensión, la aceptación y el acompañamiento activo dentro del entorno familiar.
Juego Simbólico + TCC Adaptada: estimula el desarrollo emocional, la comunicación y las habilidades sociales en contextos lúdicos y seguros.
Terapia Afirmativa de la Neurodiversidad: promueve la autoaceptación y el bienestar de personas neurodivergentes (autismo, TDAH, dislexia, entre otras), validando sus formas únicas de pensar y sentir, y fomentando entornos inclusivos y respetuosos.
Terapia Ocupacional: trabaja la autonomía funcional, la planificación de actividades diarias y la integración sensorial, facilitando la participación plena en los distintos contextos de vida.
Talleres Grupales Psicoeducativos: favorecen la interacción social, el aprendizaje compartido y la práctica de habilidades emocionales y sociales en un ambiente seguro y guiado por profesionales.
Este enfoque integrativo permite respetar la singularidad de cada persona con TEA o condición neurodivergente, considerando no solo sus características individuales, sino también las dinámicas familiares, educativas y sociales que forman parte de su desarrollo.
Método PEERS: Entrenamiento en Habilidades Sociales
El Programa PEERS (Program for the Education and Enrichment of Relational Skills), desarrollado por la Dra. Elizabeth Laugeson en la UCLA, es una intervención de 14 a 16 semanas que enseña habilidades sociales concretas y observables a adolescentes y adultos jóvenes con TEA.
Cada sesión incluye enseñanza explícita, dramatizaciones (role-playing), retroalimentación y tareas para practicar fuera del grupo. Los padres participan como “coaches sociales”, reforzando las habilidades aprendidas en contextos reales.
Diversas investigaciones han demostrado su eficacia:
Laugeson & Frankel (2011) reportaron un aumento significativo en la calidad y cantidad de amistades.
Schohl et al. (2014) evidenciaron una disminución de la ansiedad social.
Los avances se mantienen incluso seis meses después de terminar el programa.
Más allá de enseñar “normas sociales”, PEERS busca que las personas con TEA disfruten del contacto social desde su autenticidad, desarrollando empatía, humor, cooperación y confianza.

“El autismo no define lo que una persona puede hacer, sino lo que necesita para hacerlo a su manera.” Temple Grandin (2014)
El tratamiento psicológico del TEA debe ser personalizado, flexible y respetuoso de la identidad de cada persona. No se trata de encajar en un molde, sino de fortalecer las capacidades y aliviar las dificultades que impiden una vida plena.
Cada modelo terapéutico, aplicado con sensibilidad y evidencia, puede abrir nuevas puertas hacia el bienestar, la autonomía y la conexión humana.
En Centro Rumbos incorporamos programas adaptados a las necesidades de cada ser humano, considerando su realidad, diagnóstico y etapa vital. Además, contamos con talleres especializados que promueven el desarrollo emocional, social y cognitivo.Para determinar la alternativa más adecuada, se recomienda agendar una sesión inicial con uno de nuestros psicólogos especializados en personas neurodivergentes, quienes orientarán el plan de acompañamiento más idóneo para cada caso.
Referencias
Attwood, T. (2007). The Complete Guide to Asperger’s Syndrome. Jessica Kingsley Publishers.
Beck, J. (2011). Cognitive Behavior Therapy: Basics and Beyond. Guilford Press.
Hayes, S. C., Strosahl, K., & Wilson, K. (2012). Acceptance and Commitment Therapy: The Process and Practice of Mindful Change. Guilford Press.
Malchiodi, C. (2012). Art Therapy and Health Care. Guilford Press.
Greenspan, S. & Wieder, S. (1998). The Child with Special Needs: Encouraging Intellectual and Emotional Growth. Perseus Books.
Laugeson, E. A. & Frankel, F. (2011). Social Skills for Teenagers with Developmental and Autism Spectrum Disorders: The PEERS Treatment Manual. Routledge.
Schohl, K. A. et al. (2014). “A replication and extension of the PEERS intervention: examining effects on social skills and social anxiety in adolescents with autism spectrum disorders.” Journal of Autism and Developmental Disorders, 44(3), 532–545.
Tustin, F. (1981). Autism and Childhood Psychosis. Hogarth Press.
Minuchin, S. (1974). Families and Family Therapy. Harvard University Press.
Satir, V. (1983). Conjoint Family Therapy. Science and Behavior Books.
Grandin, T. (2014). The Autistic Brain: Thinking Across the Spectrum. Mariner Books.
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