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Salud mental en Adultos mayores: efectos de cuarentenas y reapertura durante la pandemia de COVID-19

Por: Juanpablo Anabalon Z, psicólogo en formación de Centro Rumbos.




El distanciamiento social implica la construcción de una nueva forma de llevar a cabo la vida cotidiana de las personas, ya que se ven alteradas las dinámicas sociales y familiares. La población ha manifestado reacciones conductuales y emocionales como el sentimiento de vulnerabilidad y estrés, por lo que una exposición continua a situaciones provocadas por la pandemia hacen proclive a la población al desarrollo de síntomas ansiosos y depresivos (González et al., 2021).


La pandemia del COVID-19 ha sido un momento excepcional en donde se han tomado medidas drásticas para asegurar la supervivencia de la población, por lo que la urgencia de dichas medidas ha generado reacciones en toda la población en torno a las medidas para impedir contagios como bien a familias y personas contagiadas u hospitalizadas. En el caso de los y las adultos mayores, los recursos mentales para enfrentar el contexto al que nos hemos visto enfrentados se ven sumados a padecimientos físicos y mentales preexistentes. En diversos casos el aislamiento ha disminuido las interacciones de los adultos mayores, limitando situaciones sociales de las cuales se beneficiaban. Las redes de apoyo se debieron limitar por velar por su protección y limitar su exposición al virus, debido a que son una población de riesgo (Broche et al., 2020).


El aislamiento al que se han tenido que enfrentar ha generado un rango amplio de emociones, principalmente relacionadas con ira, estrés, temor, euforia y paranoia. Dichas emociones tienen manifestaciones patológicas al verse nutridas por la exposición a la información imprecisa, confusa y contradictoria que no permite una apreciación de la situación desde una posición en la que las personas logren sentirse seguras.

La situación de aislamiento a la que se debió adaptar la población de adultos mayores deja consecuencias emocionales que presentan un desafío al momento de asumir la “nueva normalidad” en su manera de interactuar con más personas. La adhesión al distanciamiento social depende en gran manera del uso de la tecnología y debido al poco conocimiento, la adaptación a una nueva normalidad facilitada por la tecnología genera una dificultad para adultos mayores (Broche et al., 2020).


Las medidas tomadas para enfrentar la pandemia varían constantemente debido al comportamiento poco predecible del COVID-19, por lo que actualmente es relevante considerar que las medidas de cuarentena generaron una disminución de interacciones y redes de apoyo en un grupo etéreo que se beneficiaba de ellas. Los adultos mayores se enfrentan a un contexto de adaptación constante en donde no se aprecia un “regreso” a una cotidianidad determinada. Para asegurar un mejor abordaje de las consecuencias de las cuarentenas y aislamiento social es necesario mantenernos informados de los distintos servicios de salud disponibles (González et al., 2021).


Debido a que las medidas de la pandemia generaron una disminución de interacciones en una población que se beneficiaba de ellas, es necesario reintegrar estas interacciones en conjunto a las medidas sanitarias necesarias para incluir y facilitar la adaptación de las y los adultos mayores. El incremento de sintomatología ansiosa o depresiva puede ser contrarrestada con una exposición moderada a información de fuentes formales, de la misma forma es necesario reconocer que debemos mantenernos informados debido a las medidas que están siendo tomadas con el progreso de la pandemia, por lo que regular la exposición a la información permitiría abordar las noticias.


Dado que es posible la presencia de sintomatología física y mental previa a los períodos de cuarentena, es necesario consultar con los servicios de salud disponibles para abordar el incremento o fluctuación de manifestaciones patológicas de este grupo. Además, es necesario recalcar que dada la situación actual, las redes de apoyo se hacen esenciales para esta población, pero requieren además de una adaptación al contexto de la pandemia, respetando las medidas sanitarias necesarias.


Para hacer frente a la situación, es necesario intentar generar redes de apoyo psicológico que sean accesibles para los y las adultas mayores, ya sea por vía telefónica o intervenciones dirigidas a su entorno. Esto puede ser logrado por medio de estrategias de afrontamiento de estrés mediante consejería telefónica o bien mediante recursos psicoeducativos. Si bien se están investigando los efectos negativos de las cuarentenas en la salud mental es necesario considerar los aspectos protectores de ésta durante este periodo de aislamiento (Broche et al., 2020).




Referencias


Broche Y., Fernández E., Reyes AD. (2020) Consecuencias psicológicas de la cuarentena y aislamiento social durante la pandemia de COVID-19: Nueva normalidad. Revista Cubana de Salud mental.


González-Soto CE, Agüero-Grande JÁ, Cecilia Ixel Mazatán-Ochoa CI, Guerrero-Castañeda RF. Cuidado de la salud mental en adultos mayores en la transición pandemia Covid-19 - nueva normalidad. Cogitare enferm. [Internet]. 2021 [acesso em “colocar data de acesso, dia, mês abreviado e ano”]; 26. Disponible en: http://dx.doi. org/10.5380/ce.v26i0.78463.


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