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¿Piensas Demasiado Todo el Tiempo?. Te Cuesta Relajarte o Trabajas Más de la Cuenta?Puede que Tengas un Estilo Obsesivo... ¡Descúbrelo Aquí!





Todos tenemos un estilo de personalidad, una manera única y dinámica de ser que se refleja en nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Se trata de un conjunto de rasgos que nos caracteriza y nos diferencia de los demás. Aunque la personalidad suele mantenerse estable con el tiempo, no es algo inamovible; puede evolucionar a lo largo de la vida debido a nuestras experiencias, el entorno en el que crecemos o un profundo trabajo personal.

La personalidad no es un simple molde predeterminado; es el resultado de una combinación de factores genéticos, nuestras experiencias infantiles, el ambiente y todas las vivencias que acumulamos a lo largo de nuestra vida. Somos una mezcla de lo que heredamos, el entorno que nos rodea y lo que aprendemos en nuestro camino.

Es así como podemos reconocer en cada uno de nosotros un estilo de personalidad, en el cual predominan ciertos rasgos, ya sean narcisistas, paranoides, esquizoides, histéricos, entre otros. Lo sano es tener un poco de todo, de manera que podamos funcionar equilibradamente, utilizando diferentes recursos en distintas situaciones.

Por ejemplo, ser paranoides en una pequeña medida nos permite cuidarnos y ser cautelosos, mientras que tener cierto grado de narcisismo nos ayuda a querernos a nosotros mismos y a mantener una autoestima saludable.

El desequilibrio surge cuando, como en todas las cosas, predomina un solo estilo de personalidad de manera exagerada, en todo contexto y lugar, o cuando ese rasgo se manifiesta de una manera que genera un obstáculo para funcionar o relacionarnos con los demás.

En esta ocasión, nos referiremos al estilo obsesivo, el cual no es patológico, sino una manera relativamente estable de ser. Además, es un estilo muy trabajable que puede modificarse o adaptarse según las circunstancias.


Cuando el Orden y el Control se Vuelven Protagonistas



Algunas personas tienen una tendencia marcada hacia el perfeccionismo, la organización extrema y la necesidad de control y estructura. Tal vez eres de los que no pueden ver un cuadro torcido sin enderezarlo o te frustras si las cosas no salen exactamente como las planeaste. Si es así, es posible que te identifiques con el estilo obsesivo de la personalidad.

Sin embargo, es importante no confundirlo con el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), ya que no es patológico. El TOC, según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), se caracteriza por pensamientos intrusivos extremadamente disruptivos y una compulsión a realizar rituales para aliviar la ansiedad.

En el TOC, las compulsiones pueden incluir lavarse las manos repetidamente, contar mentalmente o tocar objetos (como madera) para prevenir un daño imaginario. Estas conductas son rituales que la persona siente que debe realizar para calmar la ansiedad, a pesar de reconocer que no tienen lógica real.

En cambio, el estilo obsesivo de personalidad es más flexible y funcional, aunque se enfoca en el orden, la organización y el perfeccionismo, no alcanza la intensidad ni la rigidez de un trastorno clínico.

Las personas con este estilo suelen ser extremadamente responsables y comprometidas con sus obligaciones, pero a veces esto puede jugar en su contra. La crianza y el entorno juegan un papel clave en su desarrollo. Muchas crecieron en familias donde se enfatizaba la disciplina y la exigencia por encima de la expresión emocional. Como resultado, aprenden a reprimir sus emociones y a buscar el control como mecanismo de seguridad.


¿Te ha pasado que sientes que nunca terminas algo porque siempre hay algo que mejorar? ¿O que prefieres hacer las cosas tú mismo porque nadie las hará "como deben ser"?, podri a ser que algo de este estilo


Algunos de los rasgos más comunes en personas con esta tendencia son:


Obsesión por los detalles y la organización, incluso cuando no es necesario. Por ejemplo, en vacaciones programan todo y les resulta difícil relajarse si no está todo perfectamente organizado.

Perfeccionismo excesivo, que puede impedir la finalización de tareas. Incluso después de terminarlas, siguen preocupadas por lo pendiente del día siguiente.

Dificultad para delegar, porque creen que nadie hará las cosas como ellas. Sienten que "el sol no va a salir si no se levantan a ponerlo".

Rigidez en valores y normas, lo que puede generar conflictos con los demás. Tienden a ser críticas, tienen dificultades para confiar y a veces juzgan a una persona en su totalidad por una sola conducta, lo que les dificulta establecer amistades cercanas.

Cuidado extremo del dinero, con tendencia al ahorro excesivo, corriendo el riesgo de volverse mezquinas incluso consigo mismas.

Si bien estas características pueden ser útiles en ámbitos como el estudio o el trabajo (porque fomentan la organización, la disciplina y la superación personal), también pueden generar estrés y dificultades en la vida personal.


El control como defensa psicológica


Las personas con un estilo obsesivo suelen librar una batalla interna contra ciertos impulsos que les generan ansiedad, como la agresión o la espontaneidad. Para mantener todo bajo control, recurren a mecanismos psicológicos internos, muchas veces inconscientes, que les ayudan a sentirse más tranquilas. Desde el psicoanálisis, estos se conocen como mecanismos de defensa, entre los que destacan:


Formación reactiva: Convertir impulsos "inaceptables" en su opuesto. Por ejemplo, si una persona tiene miedo inconsciente al desorden, puede obsesionarse con la limpieza.

Intelectualización y racionalización: Analizar todo desde un punto de vista lógico para evitar el contacto con las emociones.

Aislamiento afectivo: Separar sentimientos y pensamientos, lo que puede dar una apariencia de frialdad.Son esas personas que le ponen cabeza a todo.

Anulación: Hacer algo para "deshacer" otra acción que se percibe como problemática (por ejemplo, revisar un correo diez veces antes de enviarlo).

Si bien estos mecanismos ayudan a mantener la sensación de control, pueden llegar a dominarnos y generar frustración tanto en la persona como en su entorno.


¿Cómo afecta esto a las relaciones?




Si tienes un estilo obsesivo, es probable que en tus relaciones seas una persona leal, confiable y comprometida. Sin embargo, también podrías tener dificultades para conectar emocionalmente o ser demasiado exigente, agotando a los demás con críticas y demandas excesivas. Esto puede hacer que pierdas amigos o que tus relaciones se resientan al no comprender que todos cometemos errores.


En el caso de la pareja, la cercanía de la relación puede intensificar los conflictos. Algunas de las características que pueden generar tensiones son:


Perfeccionismo extremo: Puede hacer que tu pareja sienta que nunca hace las cosas "lo suficientemente bien".

Necesidad de control: Si intentas decidirlo todo, tu pareja podría sentirse limitada o sofocada.

Rigidez y falta de flexibilidad: La vida es impredecible, y la rigidez puede dificultar la adaptación a los cambios.

Preocupación excesiva por los detalles: Enfocarse demasiado en lo superficial puede hacer que se pierda de vista el bienestar emocional de la relación.


La comunicación también puede verse afectada, ya que una persona obsesiva tiende a querer controlar las conversaciones y evitar temas que no se ajusten a su visión del mundo. Esto puede provocar malentendidos y discusiones recurrentes.


Obsesivos al Trabajo: Cuando el Compromiso se Convierte en Exceso



Dentro de las personas con estilo obsesivo, encontramos a los obsesivos al trabajo, quienes postergan su bienestar, así como su vida familiar y social, lo que puede llevarlos a sufrir un desgaste importante.

Estas personas sienten una necesidad constante de productividad y perfección, lo que puede afectar su calidad de vida. Dentro de este grupo, podemos distinguir diferentes perfiles:


1. Workaholics

Es el término más común para describir a quienes tienen una adicción al trabajo, dedicando excesivas horas laborales a costa de su bienestar personal y relaciones sociales. Su sentido de identidad y valor personal está fuertemente ligado a su rendimiento laboral.

2. Perfeccionistas Compulsivos

Son personas que buscan la perfección en cada tarea, lo que las lleva a trabajar en exceso para cumplir con sus altos estándares. Tienen una autoexigencia extrema y temen cometer errores, lo que dificulta que deleguen responsabilidades.

3. Obsesivos-Compulsivos Orientados al Logro

Se relacionan con un rasgo de personalidad obsesivo-compulsivo, en el cual la necesidad de control y orden impulsa su comportamiento trabajólico. Se enfocan en lograr objetivos de manera rígida y estructurada, priorizando la eficiencia y la productividad sobre el bienestar personal.

4. Tipo A Excesivo

Este estilo se asocia con individuos altamente competitivos, con una urgencia de tiempo constante y una necesidad intensa de logro, lo que los lleva a trabajar sin descanso. Suelen ser impacientes y agresivos en entornos laborales, y pueden sacrificar sus relaciones personales en pos de sus metas profesionales.

Este compromiso extremo con el trabajo puede llevar a problemas de salud, como estrés crónico, agotamiento emocional y dificultades en las relaciones personales. Es importante reconocer estos patrones para buscar un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal.


¿Debo preocuparme si soy obsesivo?


Tener un estilo obsesivo no es malo en sí mismo. De hecho, puede ser una gran fortaleza cuando se usa de manera equilibrada. El problema surge cuando se vuelve inflexible y genera malestar en la persona o en su entorno.

Si te identificas con este estilo, el secreto está en la flexibilidad. No todo tiene que ser perfecto, y a veces es necesario soltar el control y permitirse fluir con la vida. Aprender a gestionar las emociones y aceptar la incertidumbre puede ayudarte a mejorar tu bienestar y tus relaciones.

Y Recuerda que la personalidad no es algo fijo y definitivo , siempre esta en construcción. Con autoconocimiento y trabajo personal, siempre es posible encontrar un equilibrio más saludable.

 

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