¿Qué es la Ansiedad?
La ansiedad es una respuesta emocional natural del cuerpo ante situaciones que percibe como amenazantes o estresantes. Es una sensación de miedo o preocupación que puede ser leve o intensa y que puede estar acompañada por síntomas físicos como sudoración, temblores, palpitaciones, tensión muscular, entre otros.
La ansiedad puede ser una respuesta adaptativa que nos ayuda a enfrentar situaciones difíciles, ya que nos prepara para la acción y nos ayuda a estar alerta ante posibles peligros. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva o se presenta de forma crónica, puede interferir en nuestra vida diaria y convertirse en un trastorno de ansiedad.
Los trastornos de ansiedad son condiciones médicas en las que la ansiedad se presenta de manera intensa, desproporcionada o fuera de contexto, y puede interferir en la vida de la persona, limitando sus actividades diarias y afectando su bienestar emocional y físico. Algunos ejemplos de trastornos de ansiedad incluyen el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de estrés postraumático.
¿Es negativa la ansiedad?
La ansiedad es considerada negativa cuando se presenta de manera excesiva o inapropiada, interfiriendo con la capacidad de una persona para llevar a cabo sus actividades cotidianas. Cuando la ansiedad es crónica, persistente y no se alivia con el tiempo, puede causar graves problemas de salud física y emocional.
Desde un punto de vista neurocientífico, la ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que son percibidas como amenazantes o peligrosas. Esta respuesta se activa en el cerebro a través del sistema nervioso autónomo, el cual desencadena la liberación de hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, y provoca cambios fisiológicos en el cuerpo, tales como aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración y respiración rápida.
Sin embargo, cuando la ansiedad es crónica, el cuerpo puede sufrir de desgaste y desgaste a largo plazo, lo cual puede provocar problemas de salud mental y física, como depresión, trastornos alimentarios, trastornos del sueño, enfermedades cardiovasculares, entre otros.
Además, la ansiedad puede afectar significativamente la calidad de vida de una persona, ya que puede interferir con el desempeño en el trabajo, en las relaciones personales y en otras actividades cotidianas. También puede generar sentimientos de miedo, preocupación, tensión e incertidumbre que pueden ser muy incómodos y difíciles de controlar.
En resumen, la ansiedad puede ser considerada negativa cuando se presenta de manera crónica e inapropiada, interfiriendo con la capacidad de una persona para llevar a cabo sus actividades cotidianas y afectando significativamente su salud mental y física. Por lo tanto, es importante tratar la ansiedad de manera adecuada para evitar problemas más graves a largo plazo.
¿Cómo disminuir la ansiedad ?
Existen muchas estrategias que pueden ayudar a disminuir la ansiedad, y la elección de una u otra dependerá de las circunstancias de cada persona y del tipo de ansiedad que experimente. A continuación, se presentan algunas técnicas que pueden ser útiles para disminuir la ansiedad:
Técnicas de respiración: la respiración profunda y lenta puede ayudar a reducir la ansiedad y la tensión muscular. Se puede practicar en momentos de calma para que sea más fácil de aplicar en situaciones de ansiedad.
Ejercicio físico: el ejercicio físico regular puede reducir los síntomas de ansiedad, ya que ayuda a liberar endorfinas que mejoran el estado de ánimo. Además, el ejercicio puede ayudar a disminuir la tensión muscular y mejorar el sueño, lo cual puede disminuir la ansiedad.
Técnicas de relajación: hay varias técnicas de relajación que pueden ser efectivas para reducir la ansiedad, como la meditación, la relajación muscular progresiva y el yoga.
Cambios en la alimentación: evitar el consumo de alimentos con cafeína, azúcares refinados y alcohol puede ayudar a disminuir la ansiedad.
Terapia cognitivo-conductual: la terapia cognitivo-conductual es una forma de psicoterapia que se centra en cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen a la ansiedad.
Medicación: los medicamentos ansiolíticos pueden ser recetados por un profesional de la salud mental para reducir los síntomas de ansiedad en casos más graves.
Es importante destacar que cada persona es única y puede necesitar una combinación de estas técnicas o una estrategia distinta para reducir su ansiedad. Es recomendable consultar con un profesional de la salud mental para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Mindfulness como una solución a la ansiedad
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación constante y excesiva sobre eventos cotidianos que se asocia con un estado de peligro. La inflexibilidad y rigidez de la atención en estos pacientes pueden llevar a la pérdida de información importante del entorno. Además, los trastornos de ansiedad se caracterizan por sesgos interpretativos, es decir, interpretar los estímulos como amenazadores y un foco de pensamiento orientado hacia un futuro con expectativas negativas. Para tratar estos síntomas, se puede aplicar la práctica de mindfulness, que consiste en enseñar al paciente a refocalizar su atención en el momento presente y disipar las consecuencias negativas asociadas a los pensamientos negativos.
La práctica de mindfulness se dirige directamente a las características más importantes y comunes de todos los trastornos de ansiedad, como la evitación conductual o experiencial, la rigidez cognitiva y el repertorio rígido de respuestas conductuales. Los objetivos de mindfulness en el tratamiento de la ansiedad son expandir la toma de conciencia del paciente sobre sus experiencias, provocar un cambio radical de actitud vital y mejorar la calidad de vida del paciente en general.
La práctica continuada de mindfulness consiste en tres procesos que se van desplegando progresivamente: el primero es darse cuenta de todos los contenidos internos con una intensa lucidez, incluso siendo conscientes de los impulsos antes de actuar. El segundo es ampliar la visión de uno mismo y tomar perspectiva y profundidad de lo que nos ocurre y de cuáles son las causas. Y el tercero es permitir conscientemente, en vez de bloquear, los fenómenos del pensamiento, emoción, recuerdo, sensación, imagen, etc. Permitiendo se produce, eventualmente, la disolución natural de dichos contenidos sin producir conflictos internos y sin dejar “residuos” o “huellas” en nuestra psique.
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